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UNA PRODUCCION EDITORIAL DE FUNDACION AMIGOS DEL FUTBOL
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por Hernán “Cabezón” De Franco
Queridos amigos, desde estas hermosas paredes les escribo para contarles un poco como pasé estos últimos días de hospital y convalecencia. Algunos ya conocerán algunos detalles, pero creo que vale la pena explayarme un poco al respecto. Todo comenzó una tarde en una reunión de trabajo (estresante???) donde luego de decirle a algunos empleados que iban a cobrar menos, que ya no había horas extras y que tenían que hacer una capacitación el sábado siguiente, comencé a ver mal, era una sensación muy rara. Luego comprobé al pararme que mi mano y pierna izquierdas estaban un poco torpes (no porque yo quisiera sino por propia determinación). Por supuesto comprendí enseguida que no era una boludez cualquiera y decidí rajar al hospital, no sin antes resbalar en el cordón y casi caer y llevarme puesta la puerta del taxi. Al llegar fui a la guardia y me derivaron a un neurólogo. Este me mandó a hacer una tomografía y hacia allí me dirigí, no sin antes llevarme puestos a un par de residentes y a una enfermera que para colmo era horrible. Hice los trámites de rigor y mientras esperaba fui a hablar por teléfono a mis viejos y a mi novia. Fue difícil. Cómo decirle a tus viejos con cautela para que no se asusten "estoy en el hospital porque no veo bien y la pierna y la mano se me quieren independizar" y "me van a hacer una tomografía de la cabeza, ya tengo turno, apúrense que estoy re-cagado"? Y más difícil decírselo a tu novia, que aunque disimules sabe que algo raro pasa. Así fue como luego del estudio llegaron mis viejos y un poco más tranquilo me dirigía a ver al neurólogo cuando siento un grito que me dice "pará flaco que llamo a un enfermero para que te lleve en una silla". Ahí pensé "cagamos". Y así fue. Quedé internado en terapia y aunque estaba solo me enchufaron un montón de cosas que para mí eran una novedad (yo más del resfrío, la alergia y los esguinces no había pasado). Pero eso era sólo el principio. Me tenía que hacer otro estudio para determinar con certeza lo que tenía. Y allá fuimos con cama y todo a una especie de quirófano donde previa afeitada de cierta zona púbica y un poquito de anestesia procedieron a meterme un líquido en las venas y/o arterias (yo que carajo se, si era el paciente) vía catéter que te meten por la ingle (hermoso, no?). Iba todo bien, hasta que empecé a sentir un ojo un poco hinchado (por supuesto no tenía un espejito para verificarlo); al ratito el otro ojo, y al ratito toda la cara, y a sentir un calor y picazón por todo el cuerpo. Eso no era nada si a esto le sumamos que se me tapó la nariz y también los bronquios (quienes hayan visto "El vengador del futuro" pueden comparar la sensación con la que padeció Schwarzeneger). Pero claro eso era una película y lo mío iba en vivo y en directo. Ni les cuento el cagazo cuando casi no podía respirar y encima escuchaba "inyectale 200 de esto, 50 de aquello, y la puta que los parió". El tema fue que hice una reacción al iodo que me metieron en la sangre. Pero zafé ................... ...///